Esta vida está llena de vallas, y cada vez son mas altas, pero gracias a Dios, él siempre me tiende una mano para poder saltarlas.


viernes, 25 de diciembre de 2009

LOS REYES MAGOS SI EXISTEN




Este relato lo pongo para los que tengáis hijos pequeños y alguna vez no sepáis que contestarles, además también para que lo lea el que quiera porque es muy bonito, ojala a mi me lo hubieran contado así. Es una forma de no mentir y mantener la ilusión.


LOS RESYES MAGOS SI EXISTEN

Esta es una gran historia:

Apenas el padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escuchar, como todos los días, lo que su hija le contaba, ésta en voz baja, como con miedo , le dijo:

"¿Papa?"

"Sí hija, cuéntame."

"Por favor...quiero que me digas la verdad."

"Claro hija, siempre te la digo" respondió el padre un poco sorprendido.

"Es que..." titubeó Cristina.

"Dime, hija, dime", respondió intrigado el padre.

"Papa, ¿existen los Reyes Magos?"

El padre de Cristina se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.

"Las niñas en el colegio dicen que son los padres... ¿Es verdad?"

La nueva pregunta de Cristina le obligo a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo mirándola fijamente a los ojos:

"¿Y tú que crees, hija?"

"Yo no se, Papa: Que si y que no. Por un lado me parece que si existen, por que tu no me engañas... pero, como las niñas dicen eso."

"Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero..."

"¡¡Entonces es verdad!! cortó la niña con los ojos humedecidos... ¡¡Me habéis engañado!!"

"No, mira, nunca te hemos engañado porque lo Reyes Magos sí que existen," respondió el padre cogiendo con sus manos las manos de Cristina.

"Entonces no lo entiendo papá."

"Siéntate cariño, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla," dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento de a su lado.

Cristina se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para el debió ser la verdadera historia de los Reyes Magos:

"Cuando el niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una estrella se acercaron al portal para adorarle.

Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto y el niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, el Rey Melchor dijo:

¡¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño!! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.

¡¡Oh, sí!! Exclamó el Rey Gaspar, Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo. Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:

Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y... aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños... Pero...seria tan bonito."

Los tres reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el portal:

Sois muy buenos, queridos Reyes y agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿Qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?

¡¡Oh, Señor!! dijeron los tres Reyes, postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.

"No os preocupéis por eso." dijo Dios, yo os voy a dar, no uno, sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

"Sería fantástico, pero... ¿como es posible?" Dijeron a la vez los tres Reyes con cara de sorpresa y admiración.

"Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños?" pregunto Dios.

"Sí claro, es fundamental" asistieron los tres Reyes.

"Y... ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?"

"Sí, sí, Eso es lo que exigiríamos a un paje real" respondieron cada vez mas entusiasmados los tres.

"Puesto que así lo habéis querido y para que en el nombre de los tres Reyes de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, yo, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en nuestros pajes, y que en vuestro nombre y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen".

También ordeno que, mientas los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientes mayores para entender esto, los padres les contaran esta historia. Y a partir de entonces, en todas las navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y alrededor del Belén, recordaran que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.

Cuando el padre de Cristina hubo terminado de contar esta historia, la niña se levanto y dando un beso a sus padres dijo:

"Ahora si que lo entiendo todo Papa, y estoy muy contenta de saber que me queréis y no me habéis engañado" y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:

"No se si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardare mas dinero."

Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el cielo, Tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.